Antes de enamorarme de alguien me tengo que enamorar primero de mi mismo; de mi manera de hablar, de mis peculiaridades, de mis graciosas meteduras de pata, de mi fuerza, de mi sencillez, de mi bondad, de mi cuerpo, de lo que me hace único. Y cuando derroche amor por cada uno de los poros de la piel, será ahí cuando los demás se enamoren de mí, cuando nadie pueda lastimar mi corazón, porque estoy a gusto conmigo mismo y con ello también hago que los demás se sientan bien a mi lado, porque no espero nada de los demás, sólo los acepto tal y como son.
No puedes respetar, estimar ni amar a nadie si antes no te respetas, estimas y amas a ti mismo. Una gran reflexión. Me ha gustado.
ResponderEliminar